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¿Qué son el meltdown, el shutdown y el burnout en el autismo?

Reacciones externas e internas ante la sobrecarga de estímulos y las situaciones de estrés
Raquel Montllor Linares
Raquel Montllor Linares
Activista en salud mental
Estrés sensorial

Hablamos de tres términos que se usan normalmente para explicar las reacciones que podemos tener las personas autistas ante una sobrecarga de estímulos o una situación de estrés: meltdown, shutdown y burnout. ¿Qué diferencias hay entre ellos? ¿Qué implicaciones pueden tener para la persona autista? ¿Qué estrategias podemos usar cuando se producen? ¿Cómo pueden ayudarnos otras personas? 

El término meltdown hace referencia a un episodio de frustración, de pérdida de control temporal, en el que la persona autista externaliza una sobrecarga de estímulos. Se trata una reacción intensa que se produce cuando la persona se siente sobrepasada por los estímulos sensoriales, emocionales o cognitivos. En estas circunstancias, la persona puede perder el control emocional y tener dificultades para regular su comportamiento. Esta situación puede estar desencadenada por una combinación de factores, como el estrés, la sobreestimulación sensorial, la falta de comprensión o apoyo o la dificultad para comunicar las necesidades. Cuando se produce, las personas autistas podemos sentir una ansiedad intensa, frustración o ira, y los estímulos del entorno, como el ruido, las luces brillantes o las multitudes, pueden resultar abrumadores y dolorosos. 

El meltdown se puede manifestar de diferentes maneras. Algunas personas pueden llorar, gritar, golpear objetos o autolesionarse, y nos podemos sentir abrumadas y necesitar retirarnos a un lugar tranquilo para recuperarnos. También puede provocar que tengamos dificultades para comunicarnos y puede ser difícil para los demás entender lo que estamos experimentando. Los meltdown pueden tener un impacto significativo en la vida diaria, pueden afectar la capacidad para participar en actividades sociales, laborales o educativas y pueden generar sentimientos de vergüenza, culpa o frustración, debido a la falta de comprensión y apoyo de los demás. 

Pueden tener un impacto significativo en la vida diaria, pueden afectar la capacidad para participar en actividades sociales, laborales o educativas y pueden generar sentimientos de vergüenza, culpa o frustración

Si el meltdown es la externalización de la sobrecarga, el shutdown, por contra, es la internalización. Sería como una crisis interna, en la que la persona siente una sobrecarga, pero la forma de afrontarla es con una especie de “cortocircuito” interno, que pasa desapercibido por los demás. Simplemente puede parecer que la persona no está presente, como si estuviera ausente.  

Tanto el meltdown como el shutdown suelen darse durante un espacio corto de tiempo, y son formas inconscientes que utilizamos para protegernos cuando ya no podemos más, que provocan que no podamos hablar ni reaccionar. Cuando se dan estas situaciones, lo mejor que se puede hacer para ayudar a las personas que las sufren es dejarles un espacio tranquilo y el tiempo suficiente para que recuperen la energía, y cuando puedan hablar, ya hablarán. Pero sobre todo, estar a su lado, acompañándolas. Como método de prevención pueden ayudar técnicas de relajación, así como elaborar un plan de anticipación ante las posibles situaciones estresantes con las alternativas de regulación para afrontarlas.

Y por último, el burnout autista (también conocido como síndrome de estar quemado o síndrome de aniquilamiento) hace referencia a un estado de agotamiento emocional, físico y mental debido principalmente a una sobrecarga sensorial o a un sobreesfuerzo por adaptarse al entorno social. Puede comportar la pérdida de la capacidad de hacer lo que antes hacías de manera normal. Es como si te apagaras, como si perdieras la capacidad de fingir que eres autista, y da la sensación que los rasgos autistas se exageran. El burnout, a diferencia del meltdown y el shutdown, es a largo plazo, puede durar meses, y puede llevar a regresiones, a pérdida de habilidades que perdurarán en el tiempo.

El burnout autista hace referencia a un estadode agotamiento emocional, físico y mental persistente y prolongado, que puede comportar la pérdida de la capacidad de hacer lo que antes hacías de manera normal.

Cuando estás en esta situación, sueles tener menos tolerancia a los estímulos (se acentúa el malestar por luces, sonidos, olores, texturas…), puedes tener estrés crónico, dolor físico (de cabeza, en la barriga o incluso fiebre), una baja regulación emocional, con cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, más meltdowns, etc., y problemas de concentración y memoria que dificultan las tareas diarias. Además, como no tienes energía para la interacción social, llega el aislamiento. La persona se queda, literalmente, sin energía para la interacción social y para afrontar su día a día.

Así pues, las crisis de las personas autistas no son rabietas o pataletas. A un niño o niña autista se le permite tirarse al suelo, a una persona adulta autista no, y tiene que buscar otras estrategias compensatorias para autoregularse a nivel emocional, para evitar el prejuicio y el estigma de la gente. Pero aún falta mucha comprensión y sensibilización al respecto.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 10 de Enero de 2024
Última modificación: 10 de Enero de 2024
Raquel Montllor Linares

Raquel Montllor Linares

Activista en salud mental